El Dia Internacional de la Mujer, denominado anteriormente Dia Internacional de la Mujer Trabajadora evoca cada 8 de marzo la lucha de las mujeres por su participación en la sociedad y su desarrollo íntegro como persona.

Celebrado por las Naciones Unidas desde 1975 y proclamado por la Asamblea en 1977, el Día Internacional de la Mujer encuentra sus orígenes en las manifestaciones de las mujeres que, especialmente en Europa, reclamaban a comienzos del siglo XX el derecho al voto, mejores condiciones de trabajo y la igualdad entre los sexos.

En Argentina este día comenzó a conmemorarse en 1983, con la restitución de la democracia después de la última dictadura militar.

 

LA MUJER Y EL TRABAJO

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Cuando hablamos acerca del trabajo doméstico, automáticamente lo relacionamos con las mujeres y los roles que tienen asignados.

La sociedad patriarcal sostiene que las “tareas domésticas” es algo natural que realizan las mujeres. Sin embardo este no es un lugar natural de la mujer, sino que además es un trabajo desvalorizado e invisibilizado.

Vemos entonces que estas actividades si se realizan fuera del ámbito familiar tienen valor económico como cocinera, enfermera, niñera, acompañante entre otras. Pero estas mismas tareas hechas en el ámbito doméstico son hechas naturalmente y sin ninguna retribución económica.

Y aunque tengan los recursos económicos para emplear a una persona que haga las tareas, son ellas las que supervisan todo. Es decir que la incorporación de la mujer al mercado laboral no ha sido acompañada de una redefinición de los roles.

 

VIOLENCIA EN EL ÁMBITO LABORAL

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Como la violencia hacia las mujeres no se limita a las relaciones de pareja, sino que se extiende a todos los espacios de la sociedad, también se manifiesta en

el trabajo.

Se ejerce desde el poder y tiene como fin someter o excluir de su lugar de trabajo. Es un incumplimiento o abuso de los derechos humanos y laborales y atenta contra la integridad y dignidad afectando la salud física, psíquica y la vida social y laboral de las mismas.

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Cambio de funciones sin sentido, maltrato verbal, sobrecarga o asignación de tareas inejecutables, difamación, discriminación, acoso, son algunas de las situaciones que padecen las mujeres trabajadoras. Reconocerlas como Violencia Laboral, es imprescindible para su tratamiento y prevención.

Podemos decir que esta violencia basa su éxito en algunas de las siguientes condiciones: Miedo a perder el trabajo - Desconocimiento- Naturalización de la violencia.

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La Ley Nacional 26845, denominada “Ley de protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones interpersonales” define la violencia laboral contra la mujer como aquella que discrimina a las mujeres en los  ámbitos de trabajo públicos o privados y que  obstaculiza su acceso al empleo, contratación, ascenso, estabilidad o permanencia en el mismo, exigiendo requisitos sobre estado civil, maternidad, edad, apariencia física o la realización de test de embarazo. Constituye también violencia contra las mujeres en el ámbito laboral quebrantar el derecho de igual remuneración por igual tarea o función. Asimismo, incluye el hostigamiento psicológico en forma sistemática sobre una determinada trabajadora con el fin de lograr su exclusión laboral.

La violencia en el ámbito laboral es un hecho cotidiano, pero no lo suficientemente reconocido como tal, se tiende a la banalización o naturalización del mismo.

Tiene graves consecuencias en la salud, tanto física como psicológica de quienes la padecen y la mayoría de las veces no se atribuyen a las causas que las genera.

  

A pesar de los avances registrados todavía nos queda un largo camino por recorrer.

En el Día Internacional de la Mujer, debemos redoblar esfuerzos para superar los prejuicios arraigados, apoyar la participación y promover la igualdad de género y el empoderamiento de la mujer.